jueves, 24 de noviembre de 2011

Después de la revolución


Con la constitución de 1917, los principios revolucionarios quedan institucionalizados, terminando la fase bélica de la Revolución. Durante la presidencia de Obregón (1920-24), se llevaron a la práctica algunos de los objetivos de la Revolución. Éste comenzó la reforma agraria y se alió con la CROM. Fue sucedido por Plutarco Elías Calles (1924-28), quien controlaría el poder político en México hasta el año 1934. Durante su mandato el poder presidencial se robusteció y los conflictos con la iglesia católica se reavivaron. En 1928, y tras el asesinato de Obregón, declaró terminada la era de los caudillos y fundó un partido político oficial que recibió el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), que sería el antecedente del actual Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El período entre 1928 y 1934 se conoce con el nombre de dictamen callista. Calles gobernó por medio de tres presidentes, ya que él podía elegir a los candidatos a la presidencia y a los hombres de confianza del gobierno.
En 1934, Lázaro Cárdenas accede a la presidencia y con él se inicia una nueva etapa en la que se van a poner en práctica objetivos revolucionarios, especialmente en lo que se refiere a la reforma agraria. Cárdenas logra acrecentar su poder apoyándose en la CTM, creada en 1936; por fin el programa de Zapata parecía llevarse a la práctica. Cárdenas llevó a cabo una serie de nacionalizaciones e impulsó la política educativa. Durante su mandato el PNR pasó a llamarse el Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Años más tarde, otro presidente, López Mateos (1958), daría un nuevo impulso a la reforma agraria, además de reiniciar las nacionalizaciones. A partir de 1970 y durante la presidencia de Echevarría, la crisis económica mundial afectó gravemente a México. A partir de entonces y en la década de 1980 este país se convertiría en uno de los países con mayor nivel de deuda externa. 

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